jueves, 2 de abril de 2009


"... la vida de un hombre no es una prolija sucesión, sino un conjunto de hechos aislados y muchas veces inconexos que la memoria rescata insólitamente, a su capricho, o a causa de lo que, por ignorancia, solemos llamar azar."







A veces, percibimos la vida más intensamente cuando la recordamos, con más tranquilidad que en el momento en que transcurre. Esto lleva a la certeza de que el pasado no permanece en su lugar, nunca se mantiene estático. Solo puede revivirse en la memoria, y es un mecanismo que nos permite tanto olvidar como recordar. La memoria es arbitraria: redescubre, inventa y organiza...




HÉCTOR TIZÓN
Yala, 2008

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